TRADICIONES

 

LOS MAYOS

Los mayos son una antigua tradición de la sierra de Albarracín e incluso algunos pueblos de zonas limítrofes como Cuenca y Guadalajara.

 Consiste en el emparejamiento temporal de mozos y mozas solteros del pueblo, que reciben el nombre en esta tradición de mayos y mayas, por producirse durante el primer día del mes de Mayo.

El último día del mes de Abril después de cenar los mozos se preparan para realizar el sorteo de las mayas.

 Si algún mozo estuviera interesado en alguna mujer en particular se realiza una puja o una subasta.

Una vez realizadas las pujas por las mozas que son requeridas, los mayos que no hayan querido o podido pujar van sacando papeles de una urna en los cuales están escritos los nombres de las mayas que no han sido requeridas para la puja. Esta mujer será la maya de este mozo hasta el día de San Juan, y como se puede imaginar algunos quedan contentos por la moza que le ha tocado en suerte... pero otros no tanto.

En algunas poblaciones se introduce como maya en el sorteo a modo humorístico a una cabra del pueblo por ejemplo, a la que se deberá de rondar como si de una maya normal se tratara. La virgen y el niño también entran en el sorteo.

Tras la ronda a la virgen por todos los mayos comenzará la ronda al resto de las mozas. Esta ronda se realiza con instrumentos como puedan ser guitarras, bandurrias, etc.

El mayo que ronda canta todos los versos de cada estrofa mientras que el coro repetirá siempre los dos últimos versos. Estos cantarán con una música característica y la despedida siempre se realizará a ritmo de jota.

Tras la ventana las mozas mirarán la ronda, y en el último verso se revelará el nombre del mayo, y así van recorriendo todas las casas de la localidad.

Al día siguiente al salir las mozas de misa si se colocan el manto del revés, quiere decir que no les ha gustado el mayo que les ha tocado. Otra manera de saber los mayos si la moza no les corresponde es cuando ésta enciende la luz del cuarto durante la ronda nocturna.

Después de la misa de mediodía los mayos correspondidos pasarán a casa de la maya para darse a conocer a la familia. Entonces estos mozos tendrán obligaciones con su maya, como bailar el primer baile en todos los bailes que se realicen en el pueblo, o dar una serenata en el periodo de tiempo entre el sorteo de los mayos y San Juan; evidentemente los mozos que no han sido correspondidos no harán nada en absoluto.

La noche de San Juan los mozos harán enramadas para colocar en el balcón de su maya a base de ramas de cerezo, ciruelo, etc, pudiendo ser decoradas con otros elementos, así la moza al levantarse podrá verlo, aunque algunos mayos perversos o desairados preparan enramadas a base de calabazas, cuernos o huesos para vengarse de la maya que no les ha correspondido.

Las mozas correspondidas regalan a los mozos a cambio de las enramadas ciertos artículos, como moqueros para la cabeza.

El compromiso, que acaba en este día de San Juan, finaliza con otra tradición, la cual consiste en plantar un álamo en la plaza del pueblo, el cual ha sido previamente pelado dejando en la punta de arriba colgado algunos comestibles (generalmente un jamón) y es untado con jabón para que los mozos que escalen por el resbalen dificultando el poder trepar y ver quien consigue coger los objetos colgados.

Después de estos dos meses, habrá emparejamientos entre estas parejas... o no, aunque en la mayoría de los casos todo termina al igual que empezó, quedando como amigos, libres de todo compromiso y esperando de nuevo hasta los próximos mayos.

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LA LETRA DE LOS MAYOS

La letra de los Mayos cantan a las mozas su hermosura, ensalzando las excelencias de su cuerpo. Son canciones formadas por estrofas de versos hexámetros, organizados en cuartetas y con rima asonante en los versos pares. Las letras adquieren matices distintos según el pueblo, y su música es unisonal, repitiéndose los dos últimos versos de cada copla a modo de estribillo. En algunos lugares se cantan con aires de jota. Las voces se acompañan de bandurrias, guitarras, laúdes, etc.

 

LOS VERSOS DE LOS MAYOS

Ya estamos a treinta,
de Abril cumplido,
alegraos damas,
que Mayo ha venido.

Si ha venido Mayo,
bienvenido sea,
regando cañadas,
casando doncellas.

Si nos das permiso,
si nos das licencia,
para dibujarte,
de pies a cabeza.

Cuando no contestas,
ni nos dices nada,
señal que tenemos,
la licencia dada.

Esa es tu cabeza,
tan rechiquitita,
que en ella se forma,
una margarita.

Ese es tu cabello,
rubio como el oro,
que cuando lo peinas,
se te enreda todo.

Tu frente espaciosa,
es campo de guerra,
donde el rey Cupido,
plantó su bandera.

Esas son tus cejas,
tan rearqueadas,
son arcos del cielo,
y el cielo es tu cara.

Esos son tus párpados,
son dos picaportes,
cuando tú los cierras,
yo siento los golpes.

Esos son tus ojos,
luceros del alba,
que cuando los abres,
la noche se aclara.

Esas tus mejillas,
tan recoloradas,
parecen dos rosas,
en Abril criadas.

Esas tus orejas,
con tus dos pendientes,
con ellos se adornan,
tu cara y tu frente.

Tu nariz aguda,
es punta de espada,
que a los corazones,
sin sentir los pasa.

Esos son tus labios,
tan recolorados,
parecen dos lirios,
en Abril criados.

Esa es tu boca,
con sus dos carreras,
de dientes menudos,
que parecen perlas.

El hoyito, nena,
que hay en tu barbilla,
ha de ser sepulcro,
para el alma mía.

Esa es tu garganta,
tan clara y tan bella,
cuando bebes agua,
todo se clarea.

Esos son tus hombros,
son dos escaleras
para subir al cielo,
y bajar por ellas.

Esos son tus pechos,
son dos fuentes claras,
donde yo bebiera,
si tú me dejaras.

Tu cintura es junco,
criado en el río,
todos van a verlo,
cómo es tan pulido.

Ya vamos llegando,
a partes secretas,
donde yo no puedo,
dar razones ciertas.

Ya vamos llegando,
a partes ocultas,
donde yo no puedo,
dar razones justas.

Esas son tus piernas,
tan bien accionadas,
por arriba gordas,
por abajo delgadas.

Ya te hemos cantado,
todas tus facciones,
sólo falta el Mayo,
que te las adorne.

Si quieres saber
fulanica,
el Mayo que te ha caído,
fulanico tiene por nombre,
menganico por apellido.

 

LOS MANDAMIENTOS

Romance cantado por los mayos en las serenatas que daban a sus mayas respectivas, en la noche del 30 de abril al 1 de mayo, y después de cantados los Mayos.

Al final, igual que en los Mayos, se cantaba la copla para saber por encargo de quien se cantaba. Son tanto de Torres de Albarracín como de Tramacastilla.

 

LOS VERSOS DE LOS MANDAMIENTOS

Para explicarle a mi bien,
lo que peno y lo que siento,
licencia os pido, señora,
con humilde rendimiento.

Más con rendimiento humilde,
si vos no la queréis dar,
callará mi triste pecho,
por no causaros pesar.

Pesar no le he de causar,
y en su piedad yo confío,
y supuesta la licencia,
quiero pintarte, bien mío.

Bien sé que para pintarte,
será muy fino el rosero,
voy a pedirle color,
a abril, a mayo y al cielo.

El galán que ha de cantar,
a la reja de esta dama,
levante la voz un poco,
que tiene larga la cama.

Si tiene larga la cama,
que la traiga aquí, a la puerta,
que el galán que ha de cantar,
tiene la voz muy pequeña.

Si tiene la voz pequeña,
que encomiende una trompeta,
que no es razón que la dama,
traiga la cama a la puerta.

Si no es razón que la dama,
traiga la cama a la puerta,
tampoco será razón,
que el galán traiga trompeta.

Si quieres oír, mi dama,
los Mandamientos cantar,
estate atenta un ratico,
los oirás explicar.

El primero de esta rosa,
es un hermoso jazmín
amar a Dios, porque al fin,
es sobre todas las cosas.

El segundo de esta rosa,
se convierte en palo amargo,
con esto te advierto a tí,
que no le jures en vano.

El tercero de esta rosa,
le llaman la violeta,
por ser la rosa escogida,
que es santificar las fiestas.

En el cuarto te daré,
un lirio, porque te cuadre,
y en ausencia y en presencia,
honres a tu padre y madre.

La flor de melocotón,
pongo en el quinto lugar,
no mates, que sólo Dios,
tiene esa facultad.

La rosa de Jericó,
pongo en el sexto lugar,
que te apartes de los vicios,
y vivas en castidad.

En el séptimo te doy,
la flor de la Maravilla,
que no hurtes nada a nadie,
que en riesgo pones tu vida.

En el octavo te doy,
una sarta de madroños,
que no mientas ni levantes,
ningún falso testimonio.

En el noveno te doy,
la flor del olivo puro,
para que nunca desees,
otro marido que el tuyo.

En el décimo te doy,
el verdor de los ajenjos,
para que tú no desees,
nunca los bienes ajenos.

Niña, estos diez mandamientos,
son compuestos para amar,
aunque me cueste la vida,
contigo me he de casar.

Ella dice que le quiere,
y él dice que la querrá,
con amor tan fino y puro,
que jamás se olvidará.

Si quieres saber
(la moza),
quién ha mandado el cantar,
(el mozo) le llaman por nombre,
(su mote) por el lugar
.

 

Música: Los Mandamientos de Tramacastilla

 

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